Este artículo lo he extraído del blog adomesticdisciplinesociety.blogspot.com.ar y he pulido la traducción que me brindó el traductor automático de dicho blog para hacerlo más legible. Disfruté mucho trabajando sobre él y no veo la hora de compartirlo con mi HOH para que evalúe la posibilidad de implementar el plan descrito en el siguiente artículo., algo así como un BOOT CAMP. Espero que uds. lo disfruten tanto como yo.
Guía de un principiante a liderazgo y Sumisión
por Jacqueline 2005
por Jacqueline 2005
Mi marido no es mi Amo.
Yo no estoy obligada a dirigirme a él por ningún "título". Él no considera mis opiniones, ideas, sugerencias o pensamientos menos valiosos que los suyos propios. No estoy interesada en tener mis actividades diarias micro gestionados por él. Tampoco deseo ser instruida por él en lo que puedo pensar o decir. Una vez más, mi marido no es mi Amo. Mi marido, sin embargo, tiene plena autoridad sobre mí. Yo, de vez en cuando, me dirijo a él como "Señor," como una muestra de mi respeto por su autoridad. Mi marido no tiene la única palabra al expresar ideas, hacer sugerencias o manifestar opiniones o pensamientos sobre un tema, aunque la mía estén en contraste directo con la suya propia y si una decisión tiene que ser tomada sobre ese tema, el evaluará ambas posturas y dirá la última palabra. Estoy desesperada por su orientación, liderazgo y corrección cuando mi actividad, mi comportamiento o mi actitud desequilibra la armonía en nuestro hogar, familia o relación. Hemos acordado que él conserva plena autoridad en nuestra casa y nuestra relación. También he dado mi consentimiento para la aplicación de disciplina (físicas y de otro tipo) en mi persona, si fuera necesario, por desafiar su autoridad, de palabra, de acción o de hecho. Además, he dado mi consentimiento para el uso de la disciplina frente a comportamientos o actitudes que puedan resultar perjudiciales para mí misma o para otros. En resumen, mi marido puede optar por disciplinarme por esas razones o como una herramienta para ayudarme a mejorar mi persona o mi disposición.
Confío en su capacidad de utilizar su autoridad de forma inteligente, con amor y con los mejores intereses en mí y en nuestra relación, siendo ambas lo más importante en su mente. Sin esa confianza completa, este estilo de vida sería imposible. Hay muchos que pondrían en duda mi elección y ridiculizarían mi consentimiento para ser disciplinada.
Yo casi no los culpo. Es un concepto difícil de comprender.
Mi marido y yo somos personas inteligentes y educadas.
Los dos tenemos y apreciamos el sentido del humor del otro. Los dos somos capaces de tomar decisiones sobre lo que es lo mejor para nosotros mismos, nuestro hogar y nuestra relación.
Así que ¿Por qué una mujer inteligente, educada y capaz opta por cambiar el equilibrio de poder entre ella y el hombre con quien se casó? ¿Por qué no compartir el poder, sobre todo, en este siglo, manteniendo la igualdad por la que tanto lucharon nuestras hermanas en décadas pasadas?
Mi marido y yo también somos capaces de operar de forma inteligente y segura un automóvil. Sin embargo, sólo uno de nosotros puede realmente conducir el coche al mismo tiempo. Podríamos compartir las tareas de pilotaje con justicia e igualdad sabiendo que esto funcionaría bastante bien hasta que uno de nosotros no tuviera ganas de conducir cuando era su turno. O cuando los dos quiseramos conducir al mismo tiempo. O, peor aún, cuando no sólo ambos quisiéramos conducir sino que tuviéramos destinos completamente diferentes en mente.
Así que, como mujer inteligente y educada, me pregunté, si la "lucha de poder" valía la pena ante el efecto negativo que tiene en la relación o si prefiero fomentar las discusiones, viendo quien gana, luchando por tener la razón y la última palabra en vez de hacer honor a los votos que hice de amar, honrar y respetar al hombre que elegí para asociarse a mi vida? Parece una simple elección para mí. ¿Soy tan capaz como él es de llevar nuestra casa? Posiblemente. Probablemente. Sin embargo, mi respeto y amor por él dictamina que me siente en el asiento delantero del lado del pasajero. (Por ninguna otra razón que como una muestra de amor y respeto). Mi confianza en él dicta que la elección natural es entregarle el poder y que prevalezca su decisión por encima de la mía. Está es mi mejor decisión: confiar en la suya como la mejor para el bien de nuestro matrimonio.
Teóricamente era fácil entregarle la toma de decisión. Mi marido me impulsa a tomar mi asiento a su lado. Sin embargo no es algo que siempre estoy feliz de hacer. La manera en que él lidera no siempre es algo que me guste y no estoy siempre de acuerdo con sus decisiones. Me imagino que él se siente de la misma manera a veces. Aun así, definir y acordar que él es quien conduce desde el principio niega la probabilidad de discusiones y sentimientos heridos. En última instancia, que él deje en claro que esa es una "decisión tomada" es todo lo necesario para anular cualquier descontento temporal o circunstancial.
Yo no estoy obligada a dirigirme a él por ningún "título". Él no considera mis opiniones, ideas, sugerencias o pensamientos menos valiosos que los suyos propios. No estoy interesada en tener mis actividades diarias micro gestionados por él. Tampoco deseo ser instruida por él en lo que puedo pensar o decir. Una vez más, mi marido no es mi Amo. Mi marido, sin embargo, tiene plena autoridad sobre mí. Yo, de vez en cuando, me dirijo a él como "Señor," como una muestra de mi respeto por su autoridad. Mi marido no tiene la única palabra al expresar ideas, hacer sugerencias o manifestar opiniones o pensamientos sobre un tema, aunque la mía estén en contraste directo con la suya propia y si una decisión tiene que ser tomada sobre ese tema, el evaluará ambas posturas y dirá la última palabra. Estoy desesperada por su orientación, liderazgo y corrección cuando mi actividad, mi comportamiento o mi actitud desequilibra la armonía en nuestro hogar, familia o relación. Hemos acordado que él conserva plena autoridad en nuestra casa y nuestra relación. También he dado mi consentimiento para la aplicación de disciplina (físicas y de otro tipo) en mi persona, si fuera necesario, por desafiar su autoridad, de palabra, de acción o de hecho. Además, he dado mi consentimiento para el uso de la disciplina frente a comportamientos o actitudes que puedan resultar perjudiciales para mí misma o para otros. En resumen, mi marido puede optar por disciplinarme por esas razones o como una herramienta para ayudarme a mejorar mi persona o mi disposición.
Confío en su capacidad de utilizar su autoridad de forma inteligente, con amor y con los mejores intereses en mí y en nuestra relación, siendo ambas lo más importante en su mente. Sin esa confianza completa, este estilo de vida sería imposible. Hay muchos que pondrían en duda mi elección y ridiculizarían mi consentimiento para ser disciplinada.
Yo casi no los culpo. Es un concepto difícil de comprender.
Mi marido y yo somos personas inteligentes y educadas.
Los dos tenemos y apreciamos el sentido del humor del otro. Los dos somos capaces de tomar decisiones sobre lo que es lo mejor para nosotros mismos, nuestro hogar y nuestra relación.
Así que ¿Por qué una mujer inteligente, educada y capaz opta por cambiar el equilibrio de poder entre ella y el hombre con quien se casó? ¿Por qué no compartir el poder, sobre todo, en este siglo, manteniendo la igualdad por la que tanto lucharon nuestras hermanas en décadas pasadas?
Mi marido y yo también somos capaces de operar de forma inteligente y segura un automóvil. Sin embargo, sólo uno de nosotros puede realmente conducir el coche al mismo tiempo. Podríamos compartir las tareas de pilotaje con justicia e igualdad sabiendo que esto funcionaría bastante bien hasta que uno de nosotros no tuviera ganas de conducir cuando era su turno. O cuando los dos quiseramos conducir al mismo tiempo. O, peor aún, cuando no sólo ambos quisiéramos conducir sino que tuviéramos destinos completamente diferentes en mente.
Así que, como mujer inteligente y educada, me pregunté, si la "lucha de poder" valía la pena ante el efecto negativo que tiene en la relación o si prefiero fomentar las discusiones, viendo quien gana, luchando por tener la razón y la última palabra en vez de hacer honor a los votos que hice de amar, honrar y respetar al hombre que elegí para asociarse a mi vida? Parece una simple elección para mí. ¿Soy tan capaz como él es de llevar nuestra casa? Posiblemente. Probablemente. Sin embargo, mi respeto y amor por él dictamina que me siente en el asiento delantero del lado del pasajero. (Por ninguna otra razón que como una muestra de amor y respeto). Mi confianza en él dicta que la elección natural es entregarle el poder y que prevalezca su decisión por encima de la mía. Está es mi mejor decisión: confiar en la suya como la mejor para el bien de nuestro matrimonio.
Teóricamente era fácil entregarle la toma de decisión. Mi marido me impulsa a tomar mi asiento a su lado. Sin embargo no es algo que siempre estoy feliz de hacer. La manera en que él lidera no siempre es algo que me guste y no estoy siempre de acuerdo con sus decisiones. Me imagino que él se siente de la misma manera a veces. Aun así, definir y acordar que él es quien conduce desde el principio niega la probabilidad de discusiones y sentimientos heridos. En última instancia, que él deje en claro que esa es una "decisión tomada" es todo lo necesario para anular cualquier descontento temporal o circunstancial.
Mi marido no es mi Amo.
Él es la cabeza de nuestro hogar y de buen grado me someto a su autoridad como tal.
Él es la cabeza de nuestro hogar y de buen grado me someto a su autoridad como tal.
Bueno... yo
trato de hacerlo siempre. Al emprender nuestra disciplina doméstica como estilo
de vida aprendimos rápidamente que la "teoría" y "práctica"
son dos cosas completamente separadas. Conociendo que la disciplina doméstica era la mejor
manera de asegurar la armonía y el crecimiento de nuestro matrimonio no hizo
que automáticamente sea más fácil para mí (o él) mantenernos consistentemente
en los roles que adoptamos.
La sumisión a la autoridad y la voluntad de mi marido no fue fácil para mí y tarde unos meses en someterme a él y a su discreción a la hora de emplear la disciplina. Incluso cuando los dos sabíamos que era por el bien mayor.
Mi deseo era a ser una devota esposa en todos los sentidos y complacer a mi marido, simplificar su vida, reducir su estrés y salvaguardar su compromiso conmigo. Por desgracia, uno no puede simplemente optar por someterse a un hombre en todos los sentidos y transformarse en sumisa de la noche a la mañana.
Había dos obstáculos que no podíamos superar: mi incapacidad para mantener mi sumisión en todo momento y la incapacidad de mi marido, o su renuencia, a ejercer constantemente su autoridad.
La sumisión a la autoridad y la voluntad de mi marido no fue fácil para mí y tarde unos meses en someterme a él y a su discreción a la hora de emplear la disciplina. Incluso cuando los dos sabíamos que era por el bien mayor.
Mi deseo era a ser una devota esposa en todos los sentidos y complacer a mi marido, simplificar su vida, reducir su estrés y salvaguardar su compromiso conmigo. Por desgracia, uno no puede simplemente optar por someterse a un hombre en todos los sentidos y transformarse en sumisa de la noche a la mañana.
Había dos obstáculos que no podíamos superar: mi incapacidad para mantener mi sumisión en todo momento y la incapacidad de mi marido, o su renuencia, a ejercer constantemente su autoridad.
Para mí, la obediencia física es
relativamente simple. Es una elección básica de si o no físicamente le
obedezco. "Obedecer" significa "dejar de hablar", cuando
una discusión se calienta o doblarme
sobre sus rodillas para una zurra para frenar mi rebeldía. Sin embargo,
"la obediencia física" y "sumisión" no significan
necesariamente la misma cosa, especialmente cuando la obediencia física se
logra mediante la pura fuerza de voluntad en oposición al cumplimiento de corazón
y mente. En ese punto comenzaba a complicarse para mí.
Para mi marido, la dificultad radicaba en el ejercicio constante y consistente de su autoridad en todas las cosas, con sus propias dificultades. Él es, por naturaleza, un hombre amable y paciente. Es mucho más probable que me dé el beneficio de la duda que el que da la "ley". Se encontraba reacio a decirme "no". Después de todo, comenzamos esta dinámica de disciplina porque quería complacerme, simplificar mi vida, reducir mi estrés y salvaguardar mi compromiso con él.
La elección de tomar una decisión que estaba en contra de mi parecer, o cuando se trataba de corregir mi obstinación o rebeldía, tomándome sobre su rodilla para una zurra que sabía era necesaria, no era una cosa fácil de hacer para él. La aplicación de su autoridad, le generaba ansiedad, porque aunque asumía que en esencia, es el "Jefe" como algo natural, lidiaba con las persistentes dudas de que, tal vez, actuaba desconsideradamente o con demasiada dureza.
Descubrimos que mi obediencia evolucionaría si no poníamos en "duda" no sólo su autoridad, sino el lugar que le correspondía ocupar a cada uno en nuestra dinámica de vida. Y su papel como Jefe de la familia y el ejercicio de la autoridad evolucionarían si veía constantemente los resultados positivos de este tipo de acciones disciplinarias.
Así que se nos ocurrió una teoría:
Para mi marido, la dificultad radicaba en el ejercicio constante y consistente de su autoridad en todas las cosas, con sus propias dificultades. Él es, por naturaleza, un hombre amable y paciente. Es mucho más probable que me dé el beneficio de la duda que el que da la "ley". Se encontraba reacio a decirme "no". Después de todo, comenzamos esta dinámica de disciplina porque quería complacerme, simplificar mi vida, reducir mi estrés y salvaguardar mi compromiso con él.
La elección de tomar una decisión que estaba en contra de mi parecer, o cuando se trataba de corregir mi obstinación o rebeldía, tomándome sobre su rodilla para una zurra que sabía era necesaria, no era una cosa fácil de hacer para él. La aplicación de su autoridad, le generaba ansiedad, porque aunque asumía que en esencia, es el "Jefe" como algo natural, lidiaba con las persistentes dudas de que, tal vez, actuaba desconsideradamente o con demasiada dureza.
Descubrimos que mi obediencia evolucionaría si no poníamos en "duda" no sólo su autoridad, sino el lugar que le correspondía ocupar a cada uno en nuestra dinámica de vida. Y su papel como Jefe de la familia y el ejercicio de la autoridad evolucionarían si veía constantemente los resultados positivos de este tipo de acciones disciplinarias.
Así que se nos ocurrió una teoría:
Era necesario:
Primero, lograr mi sumisión mental y emocional que sería la evolución natural después de crear el hábito de someterme frente a mi esposo siempre y en todo momento que él decidiera.
Primero, lograr mi sumisión mental y emocional que sería la evolución natural después de crear el hábito de someterme frente a mi esposo siempre y en todo momento que él decidiera.
· Segundo , reforzar la capacidad de mi
marido para hacer valer sus decisiones de manera consistente, con la
finalidad indiscutible de ser el líder. Esta se convertiría en una segunda
naturaleza para él y se acostumbraría a esperar siempre mi obediencia. Su capacidad
para disciplinarme sin "culpa" sería entonces su respuesta natural a
mis comportamientos no sumisos.
Pero ¿cómo
lograr estas dos actitudes? La respuesta resultó ser muy sencilla,
especialmente para dos personas inteligentes.
Llegamos a la conclusión, después de mucho diálogo, que era obvio, que la capacidad para dirigir con eficacia era, en su mayor parte, un comportamiento aprendido. Sin embargo se requiere también el don "natural" que es característico de una persona. La experiencia y la práctica lo perfeccionan. Estuvimos de acuerdo en que el comportamiento sumiso seguía el mismo principio.
Teníamos la teoría, ahora necesitábamos el plan de acción.
Llegamos a la conclusión, después de mucho diálogo, que era obvio, que la capacidad para dirigir con eficacia era, en su mayor parte, un comportamiento aprendido. Sin embargo se requiere también el don "natural" que es característico de una persona. La experiencia y la práctica lo perfeccionan. Estuvimos de acuerdo en que el comportamiento sumiso seguía el mismo principio.
Teníamos la teoría, ahora necesitábamos el plan de acción.
¿Cómo podemos "aprender" nuestros
papeles sin suspender el estilo de vida de la Disciplina Doméstica para
hacerlo?
Sólo mi marido podría definir lo que "sumisión" significaba para
él. Así que la lógica dictaba que sólo podía ser "enseñada" a
obedecer por él, el hombre que incondicionalmente respeto, amo y en quien confío por sobre
todos los demás. El proceso mismo de su "instrucción" le
proporcionaría la experiencia y la "práctica" para infundir en él la
consistencia necesaria para dirigir con eficacia nuestra casa.
Nuestro "plan" era aún más simplista a partir de ahí, tal vez demasiado simple para algunas personas, así que aquí está la exención de responsabilidad: Este plan funcionó para nosotros. No defiendo ni fomento el uso del mismo sin una discusión cuidadosa, detallista y amplia entre la pareja que decida probarlo.
El plan
podría ser visto como extremo. Desde luego, considero que es así. Tenía
que serlo.
Para mí, que tenía ideas acerca de lo que implica la verdadera sumisión, pero sin experiencia real fue necesario que sea extremo. Tuve que experimentar lo que se siente al obedecer aún cuando no estaba de acuerdo con él, no me gustaba o no quería. Luego tuve que encontrar la manera de conseguir que el corazón y la mente estuvieran de acuerdo con mi cuerpo y sinceramente obedeciera en esas circunstancias.
Insistí y mi marido coincidió, en que llevar nuestros papeles a sus extremos era la ruta más directa a nuestro objetivo: un matrimonio viviendo la Disciplina Doméstica de manera natural y productiva.
El resto de este ensayo podría ser titulado "Formación básica 101".
He mantenido a lo largo de este ensayo que mi marido no es mi amo y que esto sigue siendo así. Sin embargo, como resultado de poner nuestro plan en acción, sucedió algo asombroso: descubrí la alegría en la obediencia y la paz y la armonía que viene de saber que mi marido no está solamente satisfecho con mi comportamiento y actitudes, sino que me respeta y me aprecia por ellos con una profundidad que no tenía antes.
Para mí, que tenía ideas acerca de lo que implica la verdadera sumisión, pero sin experiencia real fue necesario que sea extremo. Tuve que experimentar lo que se siente al obedecer aún cuando no estaba de acuerdo con él, no me gustaba o no quería. Luego tuve que encontrar la manera de conseguir que el corazón y la mente estuvieran de acuerdo con mi cuerpo y sinceramente obedeciera en esas circunstancias.
Insistí y mi marido coincidió, en que llevar nuestros papeles a sus extremos era la ruta más directa a nuestro objetivo: un matrimonio viviendo la Disciplina Doméstica de manera natural y productiva.
El resto de este ensayo podría ser titulado "Formación básica 101".
He mantenido a lo largo de este ensayo que mi marido no es mi amo y que esto sigue siendo así. Sin embargo, como resultado de poner nuestro plan en acción, sucedió algo asombroso: descubrí la alegría en la obediencia y la paz y la armonía que viene de saber que mi marido no está solamente satisfecho con mi comportamiento y actitudes, sino que me respeta y me aprecia por ellos con una profundidad que no tenía antes.
Además, mi admiración por la forma en que ahora opta por ejercer y
cumplir con su función y las responsabilidades que van junto con ella, ha
crecido junto con mi respeto, el amor y la confianza total en él.
Él fue para mí y yo para él, encarnando nuestro rol plenamente,
testimonio y motivación para asumir el hecho de que su dirección y mi
obediencia son realmente dones que sólo podemos dar y recibir el uno del otro. Es
lo que hace que nuestro matrimonio y nuestra relación sean únicos, sean una roca
sólida.
Por lo tanto, el "plan" era simple: mi marido se convirtió en mi
Amo, temporalmente.
Nos pusimos de acuerdo al principio que nuestro "plan" comenzaría como un "experimento", cuya duración fue de tres semanas. (Las estadísticas indican que un "hábito" tarda 21 días para formarse y eso es lo que estábamos tratando de lograr: la personificación habitual y constante de nuestros papeles)
Nos pusimos de acuerdo al principio que nuestro "plan" comenzaría como un "experimento", cuya duración fue de tres semanas. (Las estadísticas indican que un "hábito" tarda 21 días para formarse y eso es lo que estábamos tratando de lograr: la personificación habitual y constante de nuestros papeles)
En segundo lugar y más importante, la palabra "Amo" se definió para nuestros propósitos como un "estado de ánimo" para mí. Era la palabra que decidieron asociar con mi marido durante este tiempo con el fin de ayudar a la supresión de mi desobediencia programada en mí en las últimas cuatro décadas. Para mí, darle a mi marido ese título y asumirlo en el más puro sentido de la palabra, me permitió la "libertad" para aprender a someterse sin culpa ni distracción o sin la sensación de "traición" a mi "condición de mujer independiente". En pocas palabras: para este plan de trabajo tenía que estar en un lugar, en mi propia mente, donde yo simplemente obedeciera a mi marido en todas las cosas, no importa qué. La elección de pensar en él como "Amo" me dio la capacidad de hacer eso.
Considerarlo como mi "Amo" en lugar de mi marido me dio permiso para abandonar mi voluntad. Yo quería ser capaz de obedecer de manera "práctica" sin tener que luchar contra los demonios interiores que me acusaban de traidora de mi género. Estos eran normales porque me crié en la era de los Derechos de la Mujer, donde "sumisión" a un hombre en cualquier forma se considera la estupidez en el mejor de los casos y traición en el peor. Mediante la eliminación de todas las opciones con firmeza en mi propia mente, no hubo debate interno cuando una situación que requiera la obediencia surgió. Simplemente, no tenía otra opción.
Fueron tres semanas de 7días de 24 horas de compromiso, a someterme a situaciones cotidianas y deliberadas constantemente. Mi objetivo era la obediencia "práctica". Eso sería imposible de hacer si no me sometía a la menor oportunidad o entonces el proceso hubiera tomado meses.
Por lo tanto, renuncié totalmente a mi derecho de alegar, oponerme,
contradecir, rechazar o cuestionar a mi marido ante cualquier forma que eligiera ejercer su autoridad. Sus órdenes podían ser grandes o pequeñas. Podrían ser "tontas" o humillantes. Habría
diversos grados de severidad. Y yo era capaz de renunciar a mis derechos
en esas circunstancias porque sabía que era temporal con la opción de
convertirse en permanente.
¿Cómo podríamos saber si esto funcionaría para establecer con firmeza nuestros papeles? Este plan fue casi como una oferta "probar-veintiún-días-con devolución del dinero garantizada". ¿Si terminábamos odiando nuestros papeles, habríamos perdido nuestro tiempo? No, porque al menos sabríamos que hicimos todo lo posible para ajustar el estilo de vida de la Disciplina Doméstica en nuestra relación.
¿Cómo podríamos saber si esto funcionaría para establecer con firmeza nuestros papeles? Este plan fue casi como una oferta "probar-veintiún-días-con devolución del dinero garantizada". ¿Si terminábamos odiando nuestros papeles, habríamos perdido nuestro tiempo? No, porque al menos sabríamos que hicimos todo lo posible para ajustar el estilo de vida de la Disciplina Doméstica en nuestra relación.
Mi marido me ama, respeta y admira. Nunca
haría nada que me hiciera daño de ninguna manera. Ni una sola vez había
"abusado" del poder que tenía sobre mí.Sin embargo hubo momentos en que
pensé que la obediencia sería, si no imposible, al menos, improbable. Pero
debido a las "reglas" claras que estableció (a las que me referiré más
adelante en este ensayo) cuando comenzamos la"Formación Básica", él
nunca vaciló y finalmente aprendí a obedecer, para su satisfacción, en todas
las cosas, sin tener dudas. Al final, restauró mi derecho a la "elección", supe que mi obediencia era no sólo
una obligación, sino un regalo de amor .
En el mismo sentido, mi marido probó su poder. Al acostumbrarse a usarlo de manera deliberada aprendió a utilizarlo de forma inteligente y eficaz y a ejercer su autoridad con la convicción de que era por bien de nuestra relación. A través de esa "práctica deliberada" de nuestras funciones, aprendimos la clave para el estilo de vida DD para nosotros:
he aprendido a confiar en que mi marido podía llevar adelante su rol y autoridad más allá de si lo que decide me gusta o no.
Mi marido aprendió a confiar en sus instintos y llegó a entender que entre adultos la disciplina es verdaderamente consensual. Que incluso en la ocasión en que es "duro", mi respeto y deseo de someterme a su voluntad no merma, siempre y cuando su voluntad de control y la coherencia en el ejercicio de su autoridad no decaigan.
Al finalizar nuestro experimento descubrimos que, prosperé en la capacidad de complacer a mi marido y él, a su vez, alimentó en sí mismo su propio deseo de ganar mi entrega a través de muestras de amor incondicional. Lo hizo proporcionándome no solo lo que era necesario, sino también aquellas cosas que simplemente me hacen feliz. Los dos nos volvimos más cariñosos y atentos el uno con el otro.
En el mismo sentido, mi marido probó su poder. Al acostumbrarse a usarlo de manera deliberada aprendió a utilizarlo de forma inteligente y eficaz y a ejercer su autoridad con la convicción de que era por bien de nuestra relación. A través de esa "práctica deliberada" de nuestras funciones, aprendimos la clave para el estilo de vida DD para nosotros:
he aprendido a confiar en que mi marido podía llevar adelante su rol y autoridad más allá de si lo que decide me gusta o no.
Mi marido aprendió a confiar en sus instintos y llegó a entender que entre adultos la disciplina es verdaderamente consensual. Que incluso en la ocasión en que es "duro", mi respeto y deseo de someterme a su voluntad no merma, siempre y cuando su voluntad de control y la coherencia en el ejercicio de su autoridad no decaigan.
Al finalizar nuestro experimento descubrimos que, prosperé en la capacidad de complacer a mi marido y él, a su vez, alimentó en sí mismo su propio deseo de ganar mi entrega a través de muestras de amor incondicional. Lo hizo proporcionándome no solo lo que era necesario, sino también aquellas cosas que simplemente me hacen feliz. Los dos nos volvimos más cariñosos y atentos el uno con el otro.
Esto sólo
fortaleció mi admiración y mi confianza en él. Nuestro matrimonio se
transformó en una verdadera devoción
mutua.
Si él me lo pidiera, me gustaría llegar a ser, de nuevo, a su
esclava.
La "nota" para este ensayo son los
detalles. Es una lista de ejemplos de los diferentes tipos de
"órdenes" que mi marido me dió con el único y solo propósito de
enseñarme a someterme a él.
Si bien la mayoría de las órdenes fueron emitidas
por la única razón de que me dieran la oportunidad de practicar la obediencia
física, fueron, también una herramienta increíblemente útil para que él se
sintiera cómodo en su papel autoritario. Aprendí a obedecer habitualmente
a sus "órdenes". Algunas de las disciplinas eran difíciles, pero su gran satisfacción conmigo cuando obedecía eclipsan cualquier negatividad que pudieran haberme producido. No fue "fácil" y no
necesariamente recomiendo el uso de todos (o cualquiera de) nuestros
métodos. Se trata simplemente de los detalles, hagan con él lo que
quiera.
En este "período de formación" lo principal
es crear el ambiente:
A. Lo más importante para lograrlo es
que el “Amo” no sólo "ejerza su autoridad" todos los días, sino
varias veces "al azar" en todo el día y la noche. Desde el comienzo
del "período de entrenamiento" y consistentemente a través de él, el
esposo puede y debe emitir algunas órdenes directamente y algunas de ellas
"casualmente", (durante una comida, o mientras ve la
televisión).Incluso llamando o enviando un mensaje para ordenar algo.
B. Se debe utilizar siempre un tono específico de voz y / o diríjase a la sumisa de manera que le de señales de que es la emisión de una orden lo que se esta produciendo. (como el uso de su nombre completo en lugar de su apodo). Para su información: El mismo tono y la forma en la que se dirige a ella (al ejercer su autoridad como Jefe de familia) se debe utilizar en la vida diaria una vez que el período de entrenamiento ha terminado. Reconociendo que el tono de voz es el hábito más fácil de aprender y hace que la transición a la "vida real" sea mucho más natural.
B. Se debe utilizar siempre un tono específico de voz y / o diríjase a la sumisa de manera que le de señales de que es la emisión de una orden lo que se esta produciendo. (como el uso de su nombre completo en lugar de su apodo). Para su información: El mismo tono y la forma en la que se dirige a ella (al ejercer su autoridad como Jefe de familia) se debe utilizar en la vida diaria una vez que el período de entrenamiento ha terminado. Reconociendo que el tono de voz es el hábito más fácil de aprender y hace que la transición a la "vida real" sea mucho más natural.
C. El Jefe de familia debe expedir además una "orden" al menos una vez en medio
de la noche y hacer esto por lo menos 3 veces a la semana (si fuera todas las
noches durante la duración del período de formación es mejor). Una vez
más, esto actúa como un recordatorio para la esposa sobre quién es el que tiene el control
en todo momento.
El Jefe de familia también puede requerir que programe una alarma para levantarse a
las 4:00 o 5:00 a realizar alguna disciplina. (Es decir, la esquina o el
tiempo de rodillas, líneas de escritura, haciendo una tarea / tarea).
D. El Jefe de familia debe tener la mentalidad de que emite órdenes ", porque puede". Recordar que él le está enseñando (con su consentimiento) ayuda a eliminar cualquier "culpa" que el Jefe de familia puede tener por la emisión de las disciplinas al azar.
A continuación se presentan algunas sugerencias
sobre las órdenes que el Jefe de familia puede
emitir para enseñar y / o ayudar a su esposa a practicar su sumisión a él: (el
objetivo de algunas de estas órdenes es solo enseñarle humildad ante él):
1.) para iniciar el "período de formación", la mujer debe recibir una palmada a primera hora de la mañana o antes de la salida del Jefe de familia de la casa para ir a trabajar, cada mañana, durante la duración del período de formación. Esto puede servir como un "Mantenimiento diario". La zurra puede ser un par de palmadas con su cinturón o más, dependiendo el tiempo con que cuenta el Jefe de familia y / o el deseo de administrar disciplina que tenga ese día. El establecimiento de esta rutina de "formación" es especialmente eficaz en la enseñanza de que, ella, desde el momento en que se despierta, está bajo el control de su esposo. Ya se trate de un par de palmadas o más, las palmadas deben ser dolorosas y servir como un recordatorio para ella durante todo el día.
2.) Tiempo de esquina y / o el tiempo de arrodillamiento. (Estos deben ser siempre muy específicos en cuanto a la posición en la que debe estar, en lo que estara usando, por cuánto tiempo permanecerá arrodillada, etcétera.) Por ej.: Atando u obligando a adoptar una posición con sus manos / piernas, o aplicandole una crema que provoque ardor o calentamiento para que ese tiempo sea más incómodo físicamente y sea "una lección más difícil". El Jefe de familia puede también elegir al azar a lo largo de las semanas aplicar varios "doble o triple", es decir, ordenar que regrese para otro período de rodillas o de vuelta a la esquina inmediatamente después de que ella "informe" que ha completado su "tiempo". Él puede / debe hacer esto tantas veces como quiera obligándola a repetir la disciplina largo tiempo. Después de todo, uno de los propósitos de este período de tiempo es "la práctica".
1.) para iniciar el "período de formación", la mujer debe recibir una palmada a primera hora de la mañana o antes de la salida del Jefe de familia de la casa para ir a trabajar, cada mañana, durante la duración del período de formación. Esto puede servir como un "Mantenimiento diario". La zurra puede ser un par de palmadas con su cinturón o más, dependiendo el tiempo con que cuenta el Jefe de familia y / o el deseo de administrar disciplina que tenga ese día. El establecimiento de esta rutina de "formación" es especialmente eficaz en la enseñanza de que, ella, desde el momento en que se despierta, está bajo el control de su esposo. Ya se trate de un par de palmadas o más, las palmadas deben ser dolorosas y servir como un recordatorio para ella durante todo el día.
2.) Tiempo de esquina y / o el tiempo de arrodillamiento. (Estos deben ser siempre muy específicos en cuanto a la posición en la que debe estar, en lo que estara usando, por cuánto tiempo permanecerá arrodillada, etcétera.) Por ej.: Atando u obligando a adoptar una posición con sus manos / piernas, o aplicandole una crema que provoque ardor o calentamiento para que ese tiempo sea más incómodo físicamente y sea "una lección más difícil". El Jefe de familia puede también elegir al azar a lo largo de las semanas aplicar varios "doble o triple", es decir, ordenar que regrese para otro período de rodillas o de vuelta a la esquina inmediatamente después de que ella "informe" que ha completado su "tiempo". Él puede / debe hacer esto tantas veces como quiera obligándola a repetir la disciplina largo tiempo. Después de todo, uno de los propósitos de este período de tiempo es "la práctica".
3.) Su colocación en la posición "disciplina". Es decir: ordenarle que se ubique por encima de sus rodillas o que se doble sobre la cama, un armario, mesa, silla, etcétera., y permanecer en esa posición hasta que él la libere.
Darle una zurra real no se requiere necesariamente porque se
supone que esto tiene que ser "la práctica de" entrar y permanecer en
posición cuando le dice que lo haga. No se le debe decir
la cantidad de tiempo que debe permanecer en esta posición, simplemente se le
dirá que permanezca allí hasta que la libere.
4.) La desnudez
forzada. El Jefe de familia, al azar y con frecuencia ordenará a su esposa eliminar parte o la
totalidad de su ropa. Esto la pone en un "estado de vulnerabilidad de
la mente". Él puede hacer esto ya sea en el curso de la vida diaria
rutina (como mientras ve la televisión o tener una comida durante la cual se
ordena a su esposa que se exponga a él
desabrochando o quitándose la camisa o
dar la orden de que se quite toda la ropa o simplemente utilizando un
comando específico para ella se presente ante él desnuda, obligándola a pararse
delante de él en silencio hasta que él le diga que se puede vestir o
tapar.
Si están solos en la casa, le puede ordenar ponerse de pie o de rodillas en medio de la habitación, mientras que él continúa con lo que estaba haciendo. O, si hay otras personas en la casa, le obliga a estar desnuda bajo una prenda y así luego tiene la opción de pedirle que le exponga su cuerpo mientras se pone de pie o se arrodilla delante de él, de espaldas a la entrada de la habitación de modo que el traje se puede cerrar de inmediato.
El Jefe de familia puede optar por sermonearla (alrededor de su autoridad, la obediencia requerida, comportamientos negativos, etc.) durante este tiempo u optar por permanecer en silencio o hacer caso omiso de ella. El punto es su desnudez y la vulnerabilidad que produce en ella.
5.) Azotes. (Únicamente por la "razón" de porque le da la gana) Estos azotes son independientes de los de "mantenimiento de la mañana"
Si están solos en la casa, le puede ordenar ponerse de pie o de rodillas en medio de la habitación, mientras que él continúa con lo que estaba haciendo. O, si hay otras personas en la casa, le obliga a estar desnuda bajo una prenda y así luego tiene la opción de pedirle que le exponga su cuerpo mientras se pone de pie o se arrodilla delante de él, de espaldas a la entrada de la habitación de modo que el traje se puede cerrar de inmediato.
El Jefe de familia puede optar por sermonearla (alrededor de su autoridad, la obediencia requerida, comportamientos negativos, etc.) durante este tiempo u optar por permanecer en silencio o hacer caso omiso de ella. El punto es su desnudez y la vulnerabilidad que produce en ella.
5.) Azotes. (Únicamente por la "razón" de porque le da la gana) Estos azotes son independientes de los de "mantenimiento de la mañana"
6.) Le da instrucciones para
recibir una zurra ordenándole preparar el implemento con que será disciplinada. (Obviamente utilizar un
implemento o aplicar un "tipo" de zurra que los dos saben que a ella no le gusta
especialmente es el objetivo aquí).
7.) Exigirle que se dirija a él como "Señor" o
“Amo”, en todo momento durante la
duración de una disciplina.
8.) Exigirle que le de las gracias
por todas y cada una de las disciplinas. Ella deberá besar las manos que la
disciplinaron con independencia de si se
trataba de un castigo o la práctica.
(punto 7 y punto 8 han de ser centros de referencia establecidos por el Jefe de familia al comienzo del período de entrenamiento, si decide emplearlos para la duración de la formación)
(punto 7 y punto 8 han de ser centros de referencia establecidos por el Jefe de familia al comienzo del período de entrenamiento, si decide emplearlos para la duración de la formación)
9.) líneas de escritura. Ellas deben ser específicas para un comportamiento que el Jefe de familia quiere cambiar / mejorar. Una variación sería copiar (a mano) artículos específicos para Disciplina, obediencia, etcétera, o versículos de la Biblia.
10.) Exigirle pedir permiso para:
a) gozar de tiempo de televisión / ordenador o cualquier tipo de actividad de ocio
b) ir a la cama, ducharse, comer, fumar, salir de la habitación, etc.
(de nuevo, si esto va a ser incorporado, el tieneJefe de familia que decidirlo y manifestarlo en el inicio de la "período de entrenamiento" Y si durante la duración del período de entrenamiento la esposa realiza alguna actividad de la lista, sin obtener primero su permiso expreso para hacerlo, ella será castiga tan severamente como si hubiera roto una regla importante.)
11.) Solicitud de masajes en la espalda, elaboración de ciertos platos, prepara el baño y la ropa para el Jefe de familia, etc.
a) gozar de tiempo de televisión / ordenador o cualquier tipo de actividad de ocio
b) ir a la cama, ducharse, comer, fumar, salir de la habitación, etc.
(de nuevo, si esto va a ser incorporado, el tieneJefe de familia que decidirlo y manifestarlo en el inicio de la "período de entrenamiento" Y si durante la duración del período de entrenamiento la esposa realiza alguna actividad de la lista, sin obtener primero su permiso expreso para hacerlo, ella será castiga tan severamente como si hubiera roto una regla importante.)
11.) Solicitud de masajes en la espalda, elaboración de ciertos platos, prepara el baño y la ropa para el Jefe de familia, etc.
12.) Dar una palmada en cualquier momento que se le
ocurra al Jefe de familia .Puede y debe hacer esto cada vez que se cruza en su mente
no importa cuántas veces. Esto es un recordatorio de quién está a cargo.
13.) Sexo en la demanda (o cualquier variación de
las relaciones sexuales)
14.) Proporcionar una tarea o misión (o lista
de responsabilidades) específica para ser completada fuera de su presencia. Es decir: la
limpieza del baño, lavar el piso, la limpieza de armarios, hacer las compras,
etc. si se proporciona una lista diaria, añadir una "disciplina" (es
decir: el tiempo de esquina, la línea de escritura, etc.) que se llevara a cabo
fuera de su presencia y antes de que el Jefe de familia regrese a casa. Esta es una
oportunidad de "práctica" de la disciplina, y además ayuda a
construir la confianza entre la pareja. ( el Jefe de familia aprende a confiar que lo hará más allá si la ve o no, y a su vez la
sumisa aprende a respetar su confianza en ella).
El Jefe de familia debe intercalar varias de estas cosas en cada día. Todo lo que se considera desobediencia flagrante garantiza el castigo completo. Y, por supuesto, cualquier castigo que considere "necesario" durante este periodo de formación se administra, pero los castigos de practica no reemplazan un castigo merecido, sino que son complementarios e independientes, esto, tiene que quedar claro.
El Jefe de familia debe intercalar varias de estas cosas en cada día. Todo lo que se considera desobediencia flagrante garantiza el castigo completo. Y, por supuesto, cualquier castigo que considere "necesario" durante este periodo de formación se administra, pero los castigos de practica no reemplazan un castigo merecido, sino que son complementarios e independientes, esto, tiene que quedar claro.
Nota final: una vez que el
periodo de formación ha concluido el Jefe de familia puede mantener la opción de volver a
instituir nuevos períodos de formación en el futuro. Por ejemplo, una
semana, un mes o un año más tarde, el Jefe de familia pueden decidir que su esposa necesita
un "curso de actualización" en la obediencia e informar a su vez que
van a entrar en otro período de entrenamiento. Los "cursos de
actualización" pueden durar desde unos pocos días a un par de semanas largas.
La longitud de tiempo es totalmente a discreción del Jefe de familia.
La longitud de tiempo es totalmente a discreción del Jefe de familia.
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